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Elecciones gasoleras: campaña low cost Imprimir
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Domingo, 28 de Abril de 2019 20:12
No hay un peso. La política se dispone a encarar una carrera electoral de bajo costo. La coyuntura afecta hasta al debate presidencial. Proselitismo a la antigua, chequera estatal y la irrupción de WhatsApp.
 
La crisis económica golpeó a todos, y la política no quedó exenta. En año de elecciones, alianzas y partidos, grandes y pequeños, se acomodan para afrontar una campaña electoral que se perfila como la más gasolera en años.
 
A la pobreza de recursos se le suman causas judiciales que espantan a posibles aportantes y hasta un planteo de la Iglesia Católica, con la que comulga la gran mayoría de las agrupaciones, por una “campaña austera”.
 
Internet, redes sociales, spots publicitarios de bajo costo, viajes en autos prestados, pintadas, recorridas a pie, pedidos de donaciones por WhatsApp y hasta campeonatos de truco; de todo hay en el variopinto repertorio de la política argentina para juntar el “mango” y encarar la campaña low cost 2019.
 
“Va a ser, necesariamente, austera”, anticipa a La Tecla el apoderado del Partido Justicialista (PJ), Jorge Landau.
 
El diagnóstico es compartido por especialistas y encargados de la comunicación electoral. “Entre la desilusión, la crisis y los cuadernos, la verdad es que el contexto es malísimo”, dice el consultor Julio Burdman.
 
Su par Carlos Germano apunta: “En momentos de crisis como este se ve claramente afectada la campaña”.
 
El daño a la actividad partidaria en la previa de las elecciones es para to-dos, aunque no de igual manera. El oficialismo goza de la llamada “chequera del Estado” y de un recurso siempre usado: los anuncios de gestión.
 
“Los que mejor parados están son los gobiernos de turno”, señala Germano. “Tienen ventajas, porque utilizan los actos de gobierno y las pautas oficiales como instrumentos de campaña”, completa Burdman.
 
Pese a eso, en Cambiemos ya se pidió a la militancia con cargo, como funcionarios o legisladores, un “esfuerzo mayor”. Traducción: una donación económica más importante.
 
En la vereda de enfrente se ve cierta necesidad. “El aporte estatal será determinante”, afirma Landau.
 
Aunque la campaña no arrancó, los peronistas que salen al ruedo lo hacen como pueden. El exministro de Economía Axel Kicillof recorre la provincia de Buenos Aires en el Renault Clio de su amigo Carlos Biancoy.
 
En ese plano, internet se posiciona con un valor crucial. Las redes sociales son armas baratas para comunicar. Pero el sistema de comunicación privado WhatsApp, vedette electoral de los últimos comicios del mundo, amenaza con serlo también este año en Argentina. Por la módica suma de $1.05 por persona se envía texto, fotografía y hasta video. Una revolución que planea reducir los gastos de campaña, y que cuadra en la coyuntura económica.
 
“En este contexto de crisis en varios niveles suele imponerse el que tiene las mejores ideas y no solo el que tiene más poder de fuego”, analiza Burdman.
 
Para Germano, “el desafío hoy, en un momento de crisis, es utilizar mucha imaginación, trabajar mucho en redes y caminar mucho”. Todos, recursos low cost.
 
 
 
WhatsApp: la opción económica para hacer política y pedir donaciones
 
La situación financiera obligó a los partidos a buscar alternativas para poder llegar a los votantes gastando la menor cantidad de dinero posible. El uso de WhatsApp surgió como un medio para encarar acciones de comunicación masivas, directas y a bajo costo y, además, para pedir dinero.
 
Una de las principales empresas dedicadas a la distribución de materiales a través de la aplicación que está en casi todos los smartphones explicó su funcionamiento.
 
Los costos son relativamente menores, sobre todo entendiendo el valor de una campaña electoral.
 
Un envío compuesto por texto y fotografía a 100 mil contactos cotiza $105.270. Y si se le suma un video, el monto asciende a $210.540.
 
En tanto, uno más masivo, a un millón de destinatarios, cuesta $968.000 (texto e imagen) y $1.936.000 (más video).
 
Pero la política pretende pedir donaciones, mediante números públicos de los partidos.
 
“La gente mira unas 80 veces por día WhatsApp”, dice la responsable de la empresa consultada. Y agrega: “La efectividad de recepción en WhatsApp ronda el 75 %”. Es un dato demoledor con respecto a otros sistemas, tradicionales y modernos.
 
El PJ anticipa una campaña a bajo costo sin “precedentes”
 
“El aporte de cada uno de nosotros, los militantes, es importante para la campaña”, afirma el titular del Partido Justicialista, Jorge Landau.
 
Sin embargo entiende el impacto de la crisis. “Evidentemente, no tiene precedentes con campañas anteriores”, asegura.
 
Por eso pide “esperar a ver qué ocurre con la nueva ley de financiamiento” que está en el Congreso nacional.
 
“Eso nos va a dar un marco de cómo movernos”, expresa Landau.
 
 
 
La izquierda ajusta el cinturón y hasta arma torneos de truco para recaudar
 
“Juntamos plata de las maneras más in-creíbles: hacemos rifas, festivales, torneos de truco; de todo”, asegura a La Tecla Vilma Ripoll, del Movimiento
 
Socialista de los Trabajado-res (MST). Y reflexiona: “Estamos como en las viejas campañas en los barrios”.
 
Para Ripoll “hay que agudizar el ingenio” porque “con lo que da el Estado, no alcanza; entonces, para nosotros, esta crisis es volver a las pintadas en las paredes, volanteadas en los barrios y plazas, y pintar banderas”.
 
Dice además: “Tenemos un departamento de diseño, y con eso respondemos a la campaña”, aunque recuerda que “la madre de las campañas es la provincia de Buenos Aires, y ahí va a ser duro en el sentido de poder responder a la magnitud de la campaña con tan pocos recursos”.
 
La dirigente de izquierda se queja de los cambios que trata el Congreso en la ley de Financiamiento: “A nosotros no nos sirve, porque no tenemos empresarios que nos aporten”.
 
Por último, Vilma Ripoll asevera: “Habitualmente es desigual la campaña, pero hoy es más, en un contexto de crisis; esto es gravísimo”.
 
Causas que espantan a los que ponen plata
 
Las escandalosas investigaciones por falsos aportes de campaña en Cambiemos y el kirchnerismo, sumadas a la denominada causa de los “cuadernos de la corrupción”, que involucra a empresarios, jugarán contra la necesidad de dinero de la política.
 
“No hay un peso”, aseguran que es la respuesta de otroras aportantes, aunque muchos sostienen que ya nadie quiere terminar en un expediente judicial por la desprolijidad de la política.
 
Para revertir esa imagen, el Congreso avanza en la nueva ley de Financia-miento, que autoriza a las empresas a donar dinero. La iniciativa fue aprobada en el Senado y promete convertirse en ley a la brevedad.
 
Sin embargo, eso no garantiza que aparezcan los aportantes.
 
Crisis hasta en el debate presidencial
 
La “economía de guerra” no es solo para los partidos políticos, la Justicia, encargada de los comicios, también ajusta, para poder sortear los avatares financieros y llevar adelante la votación.
 
Una de las responsabilidades de la Justicia, y novedad en esta elección, será la organización y realización del “debate presidencial”, una instancia pública donde los candidatos exponen sus ideas y se enfrentan a intercambios.
 
La modalidad debutó en 2015, con Daniel Scioli y Mauricio Macri, pero organiza-da por un emprendimiento privado.
 
Este año será obligatorio, por ley, y estará a cargo de la Cámara Nacional Electoral (CNE).
 
La norma establece dos debates: uno, en CABA, y otro, en una provincia, para darle contenido federal. Los apoderados ya acordaron hacerlo en un distrito comandado por la oposición.
 
Con esa condición, en la CNE evalúan el destino, y analizan costos. Es que hacerlo en el sur o norte del país implicaría un gasto elevado.
 
Por ahora, la opción es Santa Fe, un distrito cerca de la Capital Federal y opositor.
 
 
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