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Sin leche y sin carne: el consumo cae fuerte y se disparan los precios en góndola Imprimir
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Viernes, 14 de Junio de 2019 20:06
El consumo de lácteos cayó a su nivel más bajo desde el año 2003, de la mano de un fuerte incremento en leche fluida y derivados. En carne, se tocó el piso de los 50 kilos anuales por habitante, una cifra muy por debajo de los consumos históricos.
 
La producción lechera en Argentina atraviesa una crisis prolongada y en los últimos cuatro años esta situación se profundizó, con tamberos que reciben un precio muy por debajo de sus costos de trabajo. Si bien en los últimos meses esta situación empezó a revertirse y el sector primario cobra un valor más acorde por su materia prima, la crisis se extendió y se percibe con fuerza entre los consumidores.
 
Las estadísticas privadas y oficiales oficiales permiten ratificar la suba de precios y baja en el consumo de este alimento de primera necesidad.  Según datos de las consultoras privadas Focus Market y Scanntech, la leche aumentó un promedio de 95.4% en el último año, que pasó de 24 a 50 pesos.  Hay que tener en cuenta que este incremento impacta de manera directa en el precio de todos sus derivados, que según el INDEC aumentó un 31,2% en los últimos cinco meses.
 
Por su parte, la secretaría de Agroindustria nacional señalaron que durante el primer trimestre del año, en Argentina se comercializó un 13,2% menos de leche fluida en relación al mismo período de 2018. Este dato no es menor y permite explicar el aumento del precio recibido por los tamberos. En limpio: la industria no está pagando mejor a los tamberos porque deciden repartir mejor el dinero en toda la cadena, sino por una cuestión de oferta y demanda.
 
Desde la cartera agropecuaria nacional también publicaron otro número que hace más evidente este derrumbe en el consumo. En los dos primeros meses del año, el consumo anual de leche, tanto en forma directa como por sus derivados, bajó a 183 litros anuales por habitante, el registro más bajo desde 2003.
 
La carne vacuna es otro ejemplo de esta situación, en donde el bolsillo no aguanta y los consumidores se refugian en otras opciones, como el pollo o la carne de cerdo. De acuerdo a la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA), el consumo de carne entre enero y mayo de este año promedió los 50,5 kilos por habitante, un 12,1% menos en relación a los primeros cinco meses del año pasado.
 
A esta altura, quedó por demás claro que el promocionado Plan de Precios Esenciales del Gobierno que ofrecía 480 toneladas mensuales de asado, vacío y matambre a 149 pesos no era más que un anuncio que buscaba impacto mediático. A meses de las elecciones, la industria frigorífica ofrece una doble imagen.
 
Por un lado, el sector exportador trabaja a destajo y  favorecido por el contexto internacional gana mercado de volumen como China y Rusia. A la par, el salario marca la cancha en el mercado interno y se desploma el consumo local, con cifras que tocan el piso del habitual consumo histórico en  Argentina.
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