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El drama de “Aleida”: conoció a su novio en General Pico, la explotó sexualmente y logró justicia Imprimir
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Miércoles, 25 de Diciembre de 2019 20:03
El hombre fue sentenciado a ocho años de prisión en La Pampa. La mujer vivió toda su vida bajo una extrema vulnerabilidad social.
 
“Aleida” tenía todos los síntomas de las víctimas de explotación sexual: maltrato psicológico y físico, agotamiento total, bloqueo a nivel cognitivo, automatismo a nivel corporal, sexualización traumática, dependencia extrema, desconfianza crónica, conducta agresiva, sentimientos de vergüenza y culpa, baja autoestima, aislamiento, abuso de drogas e ideas suicidas. En conclusión: vulnerabilidad extrema que la hacía propicia a la explotación económica. Y de eso se aprovechaba su novio Alexander Rojas.
 
La mujer, de 22 años, llegaba todos los días a las siete de la tarde a la esquina de Torres y Spinetto, en la rotonda del avión, en Santa Rosa, La Pampa. Allí esperaba a sus “clientes”. Les cobraba 500 pesos a cambio de sexo. A pocos metros se quedaba Alexander. Cuando se iban los hombres que se aprovechan de su vulnerabilidad, su novio se acercaba, le pedía la plata y volvía a su silla.
 
Algunas veces por gritos o zamarreos, otras veces por denuncias de vecinos, policías de la capital pampeana hablaron con “Aleida”, pero ella siempre defendía a su novio.
 
Todo cambió el 30 de mayo cuando, por orden del juez Carlos Chapalcaz, los uniformados allanaron la casa, se llevaron detenido al joven y volvieron a hablar con ella. Poco a poco, la víctima comenzó a contar su historia de vida.
 
“Aleida” -nombre ficticio para no exponerla- nació en 1997 en San Luis en el seno de una familia con siete hermanos. Desde chica, los papás la hacían trabajar en un campo. De ellos también sufría maltratos psicológicos y físicos.
 
Por eso, en la adolescencia, ella prefirió la calle a vivir en esa casa. Allí conoció a un chico de General Pico, La Pampa, que primero fue su novio y después su explotador sexual. Ella solo tenía quince años; los hombres que se aprovechaban eran de todas las edades.
 
De General Pico se mudó a Santa Rosa. En algún momento se puso de novia con otro joven y luego quedó embarazada de un hombre que no reconoció al hijo. Tenía 20 años. Más tarde otra de sus parejas cayó en prisión. En una de las visitas, “Aleida” cruzó miradas con Alexander. Después intercambiaron los teléfonos. Cuando Rojas salió de la cárcel a finales de 2018, se fue a vivir con ella.
 
Al principio, Alexander no tenía trabajo. Luego consiguió algunas changas: limpiaba terrenos, cortaba pasto o pegaba membranas. Pero, según declaró la propia “Aleida” ante los psicólogos, “los días que no ‘salía’, no comían”.
 
En esa situación de extrema vulnerabilidad, la víctima no pensaba posible otra salida más que la prostitución. En algún punto lo aceptaba, como reconoció ante los especialistas: “Lo único que quiero y quería es que no me explote tanto”.
 
Pero la Ley 26.842 de Trata de Personas es muy clara: “El consentimiento dado por la víctima no constituye en ningún caso causal de eximición de responsabilidad penal, civil o administrativa de los autores”. Esto protege a personas explotadas porque algunas de las consecuencias de la explotación son la no percepción de las víctimas como tal o la propia culpa por semejante situación.
 
En consecuencia, el fiscal de juicio Leonel Gómez Barbella y el fiscal auxiliar Federico Iparraguirre solicitaron diez años de prisión, según el fallo al que accedió TN.com.ar.
 
Finalmente, los jueces del Tribunal Oral Federal de Santa Rosa, José Mario Tripputi, Pablo Díaz Lacava y Marcos Aguerrido, condenaron a Rojas a ocho años de prisión por “explotación económica de la prostitución ajena por medio de amenazas, violencia y vulneración” y “trata de personas en su modalidad de captación con fines de explotación sexual consumada”.
 
 
 
 
 
 
 
 
  El drama de “Aleida”: conoció a su novio en General Pico, la explotó sexualmente y logró justicia