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Pappo cumpliría 70: el karma de “Mi vieja” y el día que le dijo a Susana que era la musa de “Susy Cadillac” Imprimir
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Martes, 10 de Marzo de 2020 09:00
Fue el gran héroe de la guitarra nacional. Desde Pappo´s Blues y Riff marcó un camino distinto a la hora de sentir el rock. Y hasta el propio B.B King lo reconoció como uno de los mejores violeros del planeta. En el día de su cumpleaños, las anécdotas de algunas de las canciones que desnudan el ADN del “Carpo”
 
Por Julián Zocchi
 
“Cuando hacemos dos veces el estribillo, vas a decir: ‘Nadie se atreva… ¡a tocar a mi vieja!’. Y nosotros vamos…: ‘¡Poooorque su vieja, es lo más grande que hay!’”.
 
La situación está registrada en Youtube. Eduardo Frigerio distribuye directivas. Y el que las acata es nada menos que un díscolo, Norberto Aníbal Napolitano, el mismísimo Pappo. “Mi mamá todas las mañanas, con el café me viene a despertar”, canta. A un costado Daniel Dorf, detrás de sus bigotes, hace los coros. Y el Carpo se muestra feliz en la grabación de esa canción que va a salir el próximo domingo en el programa de Tato Bores, el capo cómico de la época.
 
Está en su salsa, mezclando los dos géneros que mejor lo definen: la música y el humor. Claro que Pappo nunca hubiera imaginado que esa canción (mitad chiste, mitad protesta) iba a ser la que le devolvería la popularidad de los 80. Tampoco que, en cada presentación en vivo, renegaría de su máximo hit en años.
 
“Mi vieja” nació en 1992 como parte del ciclo de Tato Bores. La historia es así: Sebastián Borensztein, el hijo del humorista, era el encargado de escribir las canciones de actualidad que se escuchaban los domingos en el programa. Y, por esos días, los jubilados habían sufrido una represión en la Plaza de Mayo con la recordada Norma Pla a la cabeza: “Marchaban contra el ajuste y los habían cagado a palos. Ese era el tema de la semana: la golpiza a los jubilados. Entonces me acordé que una amiga me había contado que Pappo vivía con su mamá”, le cuenta a Teleshow el talentoso Borensztein.
 
“Me gustó la idea de un roquero como el Carpo cantándole una canción a la madre –sigue–. Me contacté a través de mi amiga con Pappo y le pregunté si estaría dispuesto a grabar una canción homenajeando a su mamá como una cabeza visible de todos los jubilados. Y como se re copó, la compuse”, recuerda Sebastián que tuvo el ok del músico y escribió la canción en 10 minutos del domingo. El lunes, Eduardo Frigerio compuso la música y el martes se grabó.
 
Pero la anécdota tiene un lado B porque “Mi vieja” fue una especie de resurrección para Pappo, que en el año 92 no recibía un apoyo de las discográficas a la altura de su mito y vivía con la nostalgia de los ’80. En ese momento, sentía que tenía algo bueno entre manos y estaba terminando la grabación de Blues Local, un trabajo con su ADN que, además del cover de Manal “Una casa con diez pinos”, traía “Longchamps Booggie” y el tema que le daba nombre a la placa que pintaba para hit: “Anoche hubo fiesta, en el club del blues local”. Un disco de Pappo, era un disco de rock y blues puro. Y no se discutía. Eso, a menos que apareciera una oferta irresistible.
 
“Todas las semanas yo le mandaba el tema que habíamos compuesto en el programa de Tato a Bobby Flores para que lo pasara en su programa de Rock and Pop. Pero en este caso, Bobby le vio potencial a esta canción y se la pasó a Walter Kolm que estaba terminando el nuevo disco de Pappo”, recuerda el autor de la música de “Mi vieja”, Eduardo Frigerio, en charla con Teleshow.
 
Kolm (que hoy representa a Maluma y Carlos Vives y tiene una vida de estrella en Miami) y su socio, Chuchu Fassanelli, ya habían terminado el disco que iba a editarse por su sello, Trípoli. Pero cuando escucharon “Mi vieja” vieron oro en sus manos y decidieron dar un volantazo. Entonces, llamaron a Napolitano para decirle que esa canción no solo iba a entrar en Blues Local: también iba a ser su corte difusión.
Pappo
 
En “Pappo, El hombre suburbano”, la biblia sobre el Carpo si las hay, Sergio Marchi revela la reacción del músico cuando le comunicaron el cambio de último momento. Así lo cuenta:
 
-¿Queeé? ¡Ni en pedo! -bramó Pappo-. Esa canción no va en el disco, no tiene nada que ver.
 
Walter le dice a Chuchu que le ofrezca 10 mil dólares por aceptar incluir a “Mi vieja” en Blues Local.
 
-Decile al pelotudo ese que lo escuché. Que no me interesa - dijo Pappo en un tono que daba para la insistencia.
 
Walter sube la apuesta y llega a ofrecerle 20 mil dólares. Cabeza dura como era, volvió a decir que no. Walter amenazó con devolverle el contrato y no editar el álbum.
 
-Bueno, traeme las 20 lucas -acepta Pappo.
 
-Mañana nos juntamos y lo firmamos - contesta Walter.
 
-No, traémelas ahora y si no, está bien, no hacemos el disco - sube El Carpo la apuesta.
 
Walter y Sergio corrieron a los bancos a intentar conseguir 20 mil dólares en cash. Cuando lo hicieron, subieron a un auto y enfilaron para la casa de Pappo en la calle Artigas.
 
Dicen que cuando Pappo vio toda la plata junta no lo podía creer: "¡Con esta guita me voy mañana a Los Ángeles!”. Pero era apenas un adelanto porque Blues Local fue un bombazo. Y, aunque es contrafáctico decirlo, “Mi vieja” fue el hitazo del disco que lo llevó a vender doscientas mil placas. El mayor éxito de la carrera de Pappo Napolitano.
 
NO DETENGAS TU MOTOR
Pappo - Susy Cadillac
 
Damos un salto hacia atrás, a los inicios de Riff, la banda de heavy metal que fundaron Pappo y Michel Peyronel para revolucionar la escena local de los 80. Era 1982 cuando Peyronel llegó al ensayo con la idea de “Susy Cadillac”, una canción para Contenidos, la placa que iban a grabar ese año. Él era el baterista de la banda y todo lo contrario a Pappo: intelectual, se había radicado en Francia antes de armar Riff y llevaba un look mucho más cool que los pantalones rotos del Carpo. Además, se repartían el liderazgo de la banda metalera, lo que generaba una guerra fría constante entre ellos.
 
La cosa es que el rubio platinado tenía una especie de metejón platónico con Jayne Mansfield que no había sido otra que la bomba sexual de los años dorados de Hollywood. También fue la primera actriz importante en hacer un desnudo para Playboy. “Yo me acordaba de Jayne Mansfield, una actriz que tenía unas gomas tremendas y murió en un accidente de autos decapitada”, cuenta el músico.
 
La historia de una rubia, actriz de Hollywood que muere decapitada en una carretera de Missisippi. Pappo se mostró fascinado con lo que le contaba Peyronel. Pero cuando llegó a la última estrofa de la canción, leyó algo que no le gustó: “Tan solo quedan marcas de rouge en los cromados”. “¡Rouge!”, bufó Pappo: “Mejor pongamos: ‘Quedan marcas de sangre en los cromados’”, tiró el hombre suburbano, literal. “No, es rouge. Imaginate la cabeza que dejaba la marca de sus labios pintados después de rebotar en el auto”, le retrucó el baterista. Cuando imaginó esa escena de película al mejor estilo Tarantino, el Carpo gritó convencido: “¡Sí! ¡Rouge! ¡Ja, ja!”. “Sino, no, rouge le sonaba a una palabra muy gay, afeminada”, cierra el baterista.
 
Es que, quizá Pappo sea ese ser que él mismo describe en “El hombre suburbano” (ese que “pega una trompada y tira todo, se cree ya mi listo con su forma de ser” )o en “Sucio y desprolijo” donde todos ven un autorretrato, aunque su hermana Liliana se haya encargado de decir lo contrario: “Pappo era el personaje de Norberto. Él era sucio, pero no desprolijo. Siempre se bañaba, eso sí, las botas no las lustraba nunca”, contó alguna vez la mujer que además aclaró que la que seguía “reprochándole modales” no era otra que su mamá, Angelita.
"No obstante lo cual" - Pappo
Siguiendo el mapa de las canciones de Pappo, también vemos que sus letras podían nacer de los razonamientos y las situaciones más inesperadas. El Carpo era un tipo con mucha calle pero con pocos estudios. Y él lo reconocía. Una tarde se colgó viendo en la tele a un político que cada vez que iba a utilizar un contraargumento conectaba sus frases con “no obstante lo cual”. La situación le daba vueltas en la cabeza a Pappo que no llegaba a entender el giro que tomaba la oración cada vez que el tipo repetía “No obstante lo cual”.
 
“Entonces le pregunté qué quería decir a Vitico, que tiene un poco más escuela que yo, y me explicó: ‘Esa botella la voy a sacar de acá, no obstante lo cual, me gusta’. Y ahí comprendí más o menos lo que quería decir”, recordó Pappo ante la periodista Maitena Aboitiz. El Carpo quedó tan flasheado con la explicación de su colega guitarrista que usó la frase en la letra de “No obstante lo cual” (Cabaret), uno de los temas de Que sea Rock, el disco de Riff de 1997. “A veces me siento como un extraño ser. Todos me dicen qué es lo que tengo que hacer; no obstante lo cual, para mí hago lo que está bien”, dice la parte más suave de la canción.
 
GUITARRA VAS A LLORAR
"Los mejores momentos de Pappo en la televisión argentina"
 
Pappo fue el primer guitar hero argentino. Y su leyenda es tan grande que el propio B.B. King lo quiso como un hijo. “El fue el que me ayudó a dejar el alcohol”, reconoció el propio Pappo, que llegó a tocar en el Madison Square Garden con el rey del blues.
 
El último disco de estudio del Carpo fue solista. Y, si bien es cierto que se fue demasiado temprano (murió el 25 de febrero de 2005 en un absurdo accidente de motos en el kilómetro 71 de la ruta 5), parece la despedida musical perfecta. “Buscando un amor” fue la placa mejor producida de su carrera, con un sonido a la altura de su mito, algo que quizá nunca antes había alcanzado. Incluso su tapa parece premonitoria: el Carpo con unas alitas de ángel, como si encarara su partida hacia un limbo donde los esperaban Hendrix y Jim Morrison, los satánicos del rock y del blues. Es difícil imaginar al Carpo en el cielo…
 
Dos años después de su muerte, el productor de su último disco asistió a un cóctel en el Hotel Alvear donde se juntaba lo más importante de la farándula argentina. El famoso Jorge Corcho Rodríguez (que además era muy amigo del Carpo, con quien compartían la pasión por las guitarras y las motos), acompañaba a su mujer, Verónica Lozano, aunque también estaba su ex, Susana Giménez. Y no es caprichoso citar a la diva de los teléfonos que tenía muy buena onda con Pappo. Tanto, que una noche de 1991 en su programa, el cantante le hizo creer que los Riff habían compuesto Susy Cadillac para ella. “Ay qué divino…”, se emocionó la conductora cuando el músico le juró que era la rubia de la canción.
 
El Corcho sostenía una copa de champagne y encabezaba una charla con otras celebridades cuando un periodista osó interrumpirlo. La mirada por encima del hombro fue lapidaria, hasta que el entonces joven dijo la palabra mágica: “Quería que me cuentes algunas cosas sobre Pappo”.
 
Allí supimos que, antes de terminar “Buscando un amor”, el productor se tomó el trabajo de grabar al rockero explicando cada una de los temas del disco. De ese registro guardado bajo siete llaves sale la historia de una de las últimas letras que escribió: “Katmandú”. Es otra de las perlas del Carpo, a la altura de “Nunca lo sabrán” (una canción más propia de las plumas de Javier Martínez o Spinetta y que fue disparada cuando Pappo, después de una noche psicodélica, sintió una presencia divina sobre los pies de su cama) o “Desconfío”, ese hitazo que se escuchó en todos los fogones y karaokes del país.
Pappo explicando la letra de "Katmandú"
 
Así contaba Pappo el temazo que alumbró después de leer el libro del escritor francés, Charles Duchassois:
 
“Katmandú es un tema inspirado en un libro que se llama Flash, que habla de la trágica experiencia de la droga pesada. Transcurre en una época hippie donde la mayoría de la gente que empezaba con esta droga tan peligrosa -que es la heroína-; preferían vivir en ese estado para ir a morir a una montaña en Katmandú. Lo pensé como una película. Como el viaje de un tipo que está en una fiesta bastante careta y conoce a una chica picándose en el baño. El hombre se convierte en un drogadicto y decide ir a Katmandú para darse la dosis de diez centímetros cúbicos que es la medida que te mata”, explica Pappo con su vozarrón.
 
Y pasa a la parte musical: “Cuando empieza el solo de cuerdas, es el viaje del tipo. Si prestás atención, hay siete compases, cuando debería haber ocho. En el octavo, es el momento que se está por dar la dosis final, pero antes de hacerlo tira la jeringa contra una piedra y se vuelve a la casa. ¡Ja, ja! ¡Es toda una película!”, brama el Carpo. Sobre el final, la canción dice: “No tengo visa y no puedo entrar, no creo que este se pueda imaginar, cómo yo la extraño”.
 
Y, para finalizar la historia, lejos de los músicos que no quieren explicar las letras de sus canciones, Pappo necesita aclarara algo más: “No habla de la chica, el tipo extraña a la droga”. Entonces, la balada rock del Carpo cierra: “Voy de viaje a Katmandú”. Y es la última frase en castellano de su último disco.
 
 
 
 
 
 
 
 Pappo cumpliría 70: el karma de “Mi vieja” y el día que le dijo a Susana que era la musa de “Susy Cadillac”