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Reconocimiento a Mayores ( Parte 3) Imprimir
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Viernes, 12 de Febrero de 2010 22:19

Más reconocimientos en la noche del viernes en el SUM de la Escuela Nº 1 a las personas que han dejado una huella a través de su labor diaria y la paerticipación cotidiana en cada uno de los pueblos del Distrito en estos 100 años de Rivadavia. Aquí los homenajes para cuatro personas integrantes de familias muy reconocidas de la ciudad de América: Benedicta Muñiz Vda de Charette, Mario Di Mambro, Efraín Martínez e Hipólito Ceferino Medeiro.

Benedicta Muñiz Vda de Charette

Benedicta Muñiz de Charette, tercera hija de Cándida Martínez y Bernardino Muñíz, oriundos de España, Pcia. De León, nació un 23 de Octubre de 1928 en América, en el que en ese entonces era domicilio de sus padres, con la atención de una partera.
Cursó sus estudios primarios en la Escuela Nº1 de nuestra ciudad.
El 22 de Octubre de 1949 se casa con quien fuera su esposo y compañero de vida por 52 años, Don Esteban Charette.
En 1950 es invitada por la Sra. Esther Vincent a tener su primer hijo en la sala de partos del Hospital Municipal, recientemente inaugurada, como se acostumbraba en esa época.
Es madre de tres hijos: Mario, Héctor y Jorge, abuela de 7 nietos y un bisnieto.
Se inicia en el mundo de la costura, cursando sus prácticas con la Sra. “Porota” Llompar y comienza sus actividades como modista en el año 1959 junto con su entrañable amiga (ya fallecida), Doña Virginia Margutti.
Es el día de hoy que, con gran satisfacción, sigue desarrollando este oficio vistiendo a clientas coquetas que siempre quieren verse bien y respondiendo con buena predisposición a cualquier otro favor que se le pida.
Su espíritu solidario y su profesión de modista la mostraron siempre dispuesta a colaborar con las obras de bien, por eso cosió voluntariamente los uniformes del Grupo Scout “San Bernardo” y  para la Peña de folclore, Suyay.
Hace aproximadamente 10 años que integra el grupo de trabajo del Centro de Jubilados, siendo hoy miembro de esta comisión con el cargo de Vocal Titular.
Familiera y respetuosa de sus raíces mantuvo siempre contacto con sus familiares en España.
Doña Benedicta, entre agujas, hilos y dedales, ha sabido coser, en la tela de su vida los buenos recuerdos y los gratos momentos que hoy vive junto a su familia.


Mario Di Mambro

Es un lugar común decir que a la gran mayoría de los inmigrantes, los trajeron los barcos.
Uno de ellos, fue Don Mario Dimambro. Llegó a la Argentina junto a sus padres Don “Pipo”, Doña Ada y a sus hermanos – Francisco, Juan y Luciana- en 1949, a bode del “Sestriere”.

Tenía once años.. atrás quedaban su casa natal, en Santa Marinella… sus primeros juegos infantiles… su estancia en Roma, junto a los suyos (en casa de familiares) buscando alejarse de los horrores de la guerra…

Ya instalados en América (a posteriori de un breve período en Sansinena, en casa de una tía materna) cursó los años que le restaban de la primaria, en la Escuela Nº 1. Muy pronto, se adaptó a su nueva patria. Desde joven, ha sido un fervoroso aficionado a la pesca. Ha practicado la caza menor. Le gusta la buena mesa, la música clásica y la ópera.

Su padre y hermanos se dedicaron a la construcción; Mario colaboró durante algún tiempo con el sastre Zarini: de hecho que él mismo se hizo su traje de casamiento. Poco después (siguiendo la “tradición familiar”, podríamos decir), se desempeñó como constructor, oficio que sigue ejerciendo hasta la actualidad.  Hay una buena cantidad de obras- realizadas por los Di Mambro- en nuestro medio.

En 1962, contrajo matrimonio con Aurora Piorno, de la vecina ciudad de Carlos Tejedor. Tuvieron dos hijos: Felipe y Carina. Sus cuatro nietos: Carola, Juan, Valentino y Clara, los colman de felicidad.

Comprometido con el quehacer de las instituciones de nuestra ciudad, ha integrado comisiones intermedias. Presidió la Sociedad Italiana. Aquí lo vemos portando la bandera italiana, en un acto oficial. Ha viajado por Europa, volviendo- en diversas ocasiones- a Italia en participar.

Podría decirse de Mario, que es una persona cordial, “amigable” y –por todo ello- un ser muy “querible”, para sus convecinos. Quienes lo han tratado de cerca, coinciden en que él llega dentro de sí… (además de sus entrañables vínculos familiares) DOS AMORES MUY INTENSOS Y INCONDICIONALES: El que siente por su Italia natal, que lo vio nacer y el que le inspira América -su patria chica-  que lo hizo hombre de bien, esposo, padre y abuelo feliz.
       

Efraín Martínez 

Nació el 5 de junio de 1928.
Desde su juventud fue un hombre trabajador. Comenzó su actividad laboral en la Chevrolet, colaborando con sus padres y tíos.

En el año 1951  crea la firma Martínez y Cía, y a partir de allí comenzaría a transitar una larga trayectoria comercial en el rubro de las heladeras que se remonta hasta nuestros días.
Se constituye en propietario junto a su padre y a su hermano y, en las instalaciones de los que hoy es la Confitería Los Rosales, vendían las heladeras al mismo tiempo que se dedicaban a la producción de helados.

Posteriormente en el año 1974 venden la Confitería y la familia se dedica exclusivamente a la venta y reparación de heladeras.
Hasta el día de hoy, sobre esquina Sarmiento y Gral. Rodríguez, se lo puede ver a Don Efraín, ocupando su lugar de trabajo mañana y tarde, ya que ha sido como su segundo hogar en tantos años de su vida.

Si tuvo una afición diferente al rubro comercial, fue su pasión por los fierros y así fue como en el año 1946 y 47 corrió como piloto en una FORD A preparada por Santiago Charette.  Y en los años siguientes también se le animó al Karting. En honor a esa faceta deportiva de su vida, el Kartódromo local fue bautizado con su nombre y el de Quique  Martínez.

El 11 de abril de 1953, contrajo matrimonio con Doña Elisa Elena Uhart quien fuera su compañera de vida por 56 años. Con ella, llenaron el hogar con los 8 hijos que llegaron: Efraín, Juan Carlos, Nella, Eduardo, Elisa, Bernardo, Ema y Juan Alberto. 

A nivel social e institucional, Don Efraín siempre fue muy activo y así lo demostró formando parte de varias comisiones, entre ellas: la primera cooperadora del Hospital Municipal, los inicios de Bomberos Voluntarios, el Club Social y Sportivo Rivadavia y la Federación Económica del Noroeste FENOR. Fue presidente de la Cámara de Comercio desde el año 1975 al 81 y luego continuó como Vicepresidente hasta el 83.
Integra actualmente la Fundación Rivadavia.

Hoy, la vida lo encuentra rodeado de 18 nietos y una bisnieta.

Siempre compañero con sus hijos, interesado por algún problema que se suscite en la familia, algo testarudo pero con un corazón sumamente bondadoso y muy cerca de Dios, ya que no deja de cultivar su relación con el Gran Creador, al concurrir todos los días a la Iglesia.

Un ejemplo de trabajo, de abnegación y de fe. 
 

Hipólito Ceferino Medeiro

Nació en la localidad de González Moreno el 16 de octubre de 1933. Un día después de la inauguración de este Palacio Municipal.
Hijo de Mariana y Bernabé Medeiro.  Junto a sus 8 hermanos vivió una infancia de juegos y travesuras.

En cuanta oportunidad podía, se hacía una escapadita a la quinta de su padrino Don Hipólito.
Llegó a los 20 años y le tocó hacer el servicio militar en la marina. Allí en Puerto Belgrano, Bahía Blanca permaneció hasta los 22.

De regreso a nuestra ciudad, trabajó en  el legendario Molino Fenix  y después en actividades rurales.

En sus tiempos libres, practicaba pelota a paleta en la tradicional cancha de Casimiro Flores con los muchachos de la barra.

Con su esposa Laurentina se conocieron bailando en el casamiento de una amiga de ella. Desde ese momento el amor los unió y decidieron emprender un nuevo camino juntos, casándose el 28 de diciembre de 1957.

El hogar está compuesto por  5 varones: Roberto, Anibal, Daniel, Gabriel y Pablo.
Por mucho tiempo vivieron en el tambo de la familia Ubize y en la Estancia La Marianita.

Dentro de los atractivos rurales, los animales fueron su debilidad. Siempre le gustó el trabajo de amansar caballos, galopear sobre ellos y, recorrer el verde del campo.
Si se enteraba que por la zona había jineteadas o domas, allí él estaba.
Hoy en día se convierte en el primer espectador
Cuando comienza el Festival de Jesús María, nadie se anima a cambiarle  de canal porque él se convierte en el primer espectador!

Finalmente, se vinieron al vivir al pueblo y fue cuando recibió la propuesta de trabajar para el Municipio de Rivadavia, en el área de Vialidad así fue como transitó por 26 años  los caminos del Distrito, feliz de volver al campo.

Sus hijos lo aprecian como un buen padre, confidente, amigo, siempre de buen humor.
Rodeado de 13 nietos y con 2 bisnietos disfruta con ellos de gratos momentos familiares.

Su menú preferido, como todo criollo, es el asado, el vino tinto y las largas conversaciones en las que él, siempre es experto en todo! 


  
  


 

Reconocimiento a Mayores ( Parte 3)