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Sansinena festejó sus 101 años y rindió homenaje a sus vecinos mayores con reconocimientos Parte II Imprimir
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Martes, 30 de Marzo de 2010 18:24

Los festejos tuvieron distintas actividades, una de ellas dentro del marco del Centenario de Rivadavia también, fue el reconocimiento a sus mayores por su actividad, sea cual fuere dentro de la comunidad, dejando una huella en el camino que muchos de ellos transitaron durante años, en su querido Sansinena. En Ver Más otros homenajeados...

Héctor Ameruso:

Nacio el 16 de abril de 1939. Nativo de Sansinena.
Desde los 14 años, se desempeña en el oficio que aprendió de la mano de don Italo Cassieto: la albañilería. Algunos de sus trabajos destacados se pueden apreciar en las viviendas de las  familias: Atilio Brubera, Héctor Fiscella, Yolanda González, Chile, Héctor Gazaniga. También en lo de Primo Gazaniga, Ethel Marengo, Norberto Bello, Eduardo Pacífici, Cristina Gandioni y Familia Formía. En cuanto a las construcciones edilicias de algunas entidades, don Héctor dejó impresa su huella trabajando en el Jardín de Infantes Nº 904, y en la Capilla Sagrado Corazón de Jesús. Se casó en al año 1964 con Beatriz Olga Marcantonio. El 9 de abril recibió a su único hijo Fabián Héctor Carlos Ameruso. En la comunidad se lo reconoce como un vecino trabajador, involucrado con la comunidad, interesado por el progreso y el bienestar de Sansinena.

Elsie Myriam Chiattellino:

 

Nacida el 21 de marzo de 1935. Hija de Pedro Chiattelino y Emilia Tabasso. Por muchos años vivió en el campo colaborando con las tareas rurales, entre ellas,  hacía el tambo, desde muy temprano y sin importar las condiciones climáticas, se levantaba para trabajar y ayudar a su familia.Se casó el 25 de abril de 1959 con Don Osvaldo Feletti, hijo de Mario y Beniamina Gatti. De sus años en el campo, tiene presente que primero iba con su esposo en un tractor, a una quinta para hacer el tambo todas las mañanas. Cuando se venían de vuelta, su esposo se iba a trabajar el campo con el arado y la siembra. Los primeros años lo hacían con el caballo, luego pudieron comprar un tractor de los más chicos 2 rejas. Hace 29 años que vive en el pueblo de Sansinena. Llenó el hogar con sus dos hijos Edgardo Feletti nacido en el año 60 y Carlos en el 65. Con el tiempo, llegaron los nietos: Anibal, Nancy, Mailén, Diana y Macarena. Y ahora disfruta también de su Bisnieta: Valentina. Siempre le gustó mucho organizar fiestas, principalmente los bailes. Cosa que todavía le sigue gustando. Intervino en las comisiones de la Escuela Nº7, en el Centro de Jubilados y en la de Apoyo al pueblo. Desde hace 15 años viene integrando la Comisión de Abuelos Bonaerenses, persiguiendo y animando a otros compañeros para que se inscriban y participen de los juegos. También los acompaña al momento de competir en la zona. Su amor por la comunidad y por el sector de la sociedad que integra, la llevó a que por varios años hiciera un programa de radio al que llamó “Mateando con los Jubilados”. Hace 5 años que es integrante del Grupo de Teatro y se siente muy contenta con todos sus compañeros. Como podrán observar, “Beba”, como todos le decimos cariñosamente, ha sabido comprender que la vida es para disfrutarla y por eso, aprovecha toda oportunidad que tiene para derramar alegría y contagiar a otros… esas ganas de vivir!

Maria Eugenia Giménez:

Más conocida como “Yoya”, oriunda de Sansinena.
Cursó sus estudios de maestra en el Instituto Abraham Lincoln, de la ciudad de Lincoln.
En 1948, con 18 años, Yoya comenzó a dar clases en Sansinena. La matrícula era de 240 alumnos. En su primer grado, ella tenía 41 alumnos, recuerda que, como no alcanzaban los bancos, algunos tenían que sentarse hasta de a tres. Mientras estaba dando clases, ése año, edificaban el nuevo edificio con el que hoy cuenta la escuela Nº 7. Dentro de las actividades escolares, llevaban a cabo algunas para recaudar fondos, entre ellas la fiesta realizada para construir el pedestal de la bandera. En 1969, la escuela fue sede central de la Unidad de escuelas Rurales. Yoya Giménez fue coordinadora de ese proyecto y durante casi tres años asistió una vez por semana a la Escuela Nº 16 de Condarco y 18 de Campo de Viñas. Ejerció su carera docente por 31 años en la Escuela Nº 7 de nuestra localidad.
Al celebrar los 50 años de docencia, le fue otorgada la distinción “Acha de Oro”.
En 1978, Yoya recibe la jubilación. Se casó con Don Abelardo Moure y tuvo a su única hija, Milagros. Quiso Dios y la vida, que hoy estos dos grandes amores no la acompañen en el transitar de la vida, pero sus nietos Tomás, Eugenia y Milagros son la máxima herencia que disfruta con amor y cuida como verdaderos tesoros. Y así dedica parte de su tiempo a pasear por las calles del pueblo que adoptó como suyo y  a compartir sus días con los nietos, la familia cercana y los vecinos.

 

Sansinena festejó sus 101 años y rindió homenaje a sus vecinos mayores con reconocimientos Parte II