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Sansinena y la fuerza de los pueblos resilientes Imprimir
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Lunes, 08 de Julio de 2019 09:03
La historia de Sansinena es una de las más paradigmáticas para narrar la lucha de los pueblos resilientes. Jaqueada por las sucesivas inundaciones y el despoblamiento rural, la localidad del distrito de Rivadavia se sostiene por la fuerza de su gente que logró siempre sobreponerse a una desventaja geográfica ineludible por su lejanía de la ruta provincial 70,  unos 25 kilómetros por tierra, una salida difícil para los pobladores, y  la amenaza hídrica con la que aprendieron a convivir.
 
Fundada en 1909, la pequeña población rural nació bajo el impulso de un modelo agroexportador con la expansión de los ferrocarriles, aunque nunca logró una concentración demográfica importante y con la misma suerte que otras localidades similares su auge y caída estuvo asociada al servicio ferroviario.
 
Ubicada en el norte del distrito de Rivadavia, en el límite con General Villegas, cuenta con 500 habitantes y es  uno de los pasajes de las aguas del río Quinto que siempre bajan turbias. Es difícil hablar del pueblo y no asociarlo a las inundaciones o al día de 2016 en el que todos cruzaron el límite con sus vecinos de Villa Sauze (partido de General Villegas) y sufrieron una violenta represión de la policía pampeana (ver aparte) y hasta se escucharon tiros.
 
Pero cuando OESTE BA visita el pueblo hay tranquilidad. Es la hora de la siesta y se escucha sólo el ruido de los chicos del Jardín 904 en el patio, durante el recreo. Sansinena es una pequeña población a la que los servicios urbanos aún no llegaron con plenitud. No tiene pavimento ni servicio de cloacas y con el de agua hacen esfuerzos para recuperar una red de ósmosis inversa que hizo la Provincia hace unos años pero tiene fallas, sin embargo cuenta con un sala de atención de la salud propia de ciudades más grandes y que hasta tiene una sala de internación.
 
Hace unos años un movimiento joven impulsó la frase “Sansinena existe” para darle impulso a la localidad y otros más tarde bautizaron el lugar como “pueblo de amigos”. Para el delegado municipal, Ariel Oviedo, es una ciudad pujante que tiene instituciones fuertes que trabajan por su gente y que si bien siempre hay cuentas pendientes prefiere hablar de lo que se hizo y del rumbo elegido.
 
“Uno trata siempre de trabajar para que el pueblo esté bien, tratando de sostener los servicios y que lleguen las obras”, dice el delegado sentado en su despacho. La vida económica del lugar “está asociada al sector agropecuario, no hay fábricas no hay industrias entonces todo está vinculado al campo, aunque entendemos que la forma de producir hoy está más cerca de la agricultura por tal motivo la cantidad de mano de obra ocupada es menos a la de hace unos años”.
 
En cuanto a los servicios educativos, la ciudad cuenta con el jardín 904 y la escuela primaria 7 y una escuela secundaria que funciona desde hace aproximadamente 20 años. También en ese lugar funciona una escuela de adultos en turno nocturno.
 
“Luego los chicos se van a estudiar a América, Trenque Lauquen o a otra provincia” dijo Oviedo y se mostró esperanzado en el reciente acuerdo con la UBA para dictar una nueva carrera en América.
Las obras
 
Para el delegado la gran cuenta pendiente es el servicio de cloacas, aunque admite que una obra de esa envergadura es muy costosa para un municipio de la escala de Rivadavia y en cuanto a la red de agua, informó que se están haciendo trabajos para mejorar la planta de ósmosis inversa que hizo la Provincia hace 7 años y que siempre tuvo dificultades “hoy estamos trabajando para ponerla en marcha”. Los vecinos, mientras tanto, retiran bidones de agua potable.
 
En la delegación funciona una sede de Provincia Net y entonces los vecinos pueden pagar los impuestos y retirar efectivo, y el servicio de salud cuenta con una doctora permanente que vive en el pueblo desde hace 15 años y especialistas que visitan toda la semana a Sansinena.
 
Sansinena festejó este año 110 años de vida, fue en marzo y unió los festejos institucionales con una fecha de los corsos. “Los 110 años nos encuentran bien  porque se han hecho muchas obras importantes, tenemos un sueño eterno que es el camino del acceso, pero somos conscientes que eso no es fácil. Este año se entregaron 7 viviendas y se hicieron muchas cuadras de cordón cuneta que facilitan el escurrimiento. También se invirtió en equipamiento”.
 
Oviedo dijo que el presupuesto participativo “es una herramienta fundamental para el pueblo, las instituciones son parte de la comunidad y muchas veces no pueden costear sus proyectos, por eso participan del PP y pueden ejecutar obras, así el club, los bomberos y otras entidades pudieron hacer sus obras”.
 
Se trata de una comunidad “muy pujante y la gente se compromete con las instituciones lo hace de corazón y eso es importante porque las instituciones las usamos todos”. Si existe un límite al crecimiento y al desarrollo debe buscarse en el acceso no pavimentado de 25 kilómetros que separa a los sansinenses de la ruta provincial 70. Eso dificulta la radicación de profesionales, docentes y vecinos en general. “El camino siempre tratamos que este en las mejores condiciones, a veces la lluvia nos complica, pero es una vía segura porque la gente lo usa mucho, ojalá se pueda hacer un mejorado”.
 
La resiliencia, es una capacidad humana de adaptación o superación de circunstancias traumáticas o adversas. También existe la resiliencia colectiva y comunitaria, la que emplean las pequeñas poblaciones con datos y variables objetivas que ofrecen desventajas a priori, como la amenaza hídrica, la dificultad del acceso o la escases de empresas generadoras de mano de obra, que ponen en jarque la supervivencia de las pequeñas localidades rurales. Pero en Sansinena no conocen el no se puede, por eso en los nuevos tiempos y contra las adversidades, estos 500 habitantes entienden que la mejor manera de escribir su propio destino es haciendo fuerza y luchando para mejorar la calidad de vida todos los días. Haciéndose visibles, demostrando que Sansinena existe.
 
EL DÍA QUE LOS VECINOS FRENARON LAS MÁQUINAS
 
En esa zona aún se recuerda el 9 de febrero de 2016 cuando pueblos de Villa Sauze y Sansinena fueron reprimidos con balas de goma por policías pampeanos cuando intentaron frenar el paso de una máquina que iba a romper un terraplén para que el agua del río V corriera hacia esos pueblos. La crecida del río, que generó el desborde del agua, amenazaba con inundar esas poblaciones. Hubo 20 heridos, un joven con una fractura de tobillo y lesiones en el tendón de Aquiles, y un nene de 7 años recibió un balazo de goma.
 
Oviedo recuerda ese día como “un momento de mucha tensión, fue un episodio difícil, jamás en vida pensé en vivir algo así, fui el primero en llegar por la cercanía, hubo mucha violencia policial, no se tuvo en cuenta que había personas mayores y niños, fue un hecho lamentable. La apertura que se hizo en ese momento puso en riesgo el casco urbano de nuestro pueblo”.
 
Fuente: OesteBA
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