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Bares, benditos bares. |
Jueves, 11 de Julio de 2013 11:05 | |||
Por Claudio Ruax para Master News desde Italia
El capuccino humeante y esponjoso espera en la mesa. Un día como otros, un bar como tantos..La cultura del bar cruzó el atlantico para llegar a Buenos Aires, una cultura toda europea que dejo su huella en el Río de la Plata.
Los bares cambian como cambia esta Europa unida políticamente pero tan diversa en cuanto a bares se refiere, y no solo.
En Italia los bares son el lugar de encuentro para el cafe veloz, de pie y en la barra (llamada bancone), recuerdo la primera vez que tomé un cafe en Italia, alla por el lejano 1993 en el bar Alemagna de Via del Corso a Roma. Llamó mi atención ver como las personas tomaban el cafe en menos de un minuto y se alejaban tan rapido como habían llegado, lejana realidad comparada con el cafe compañero de las mesas de Buenos Aires.
Tipico bar de Turín
Tan veloz és el cafe como lentos son los aperitivos (picadas) en la barra de los bares. Al atardecer, el aperitivo es una institución, a veces se transforman en propias cenas por ello va tanto de moda la apericena, que nos permite de comer y tal vez no cenar visto que los platos son tantos. Podemos acompañar todo esto con un Campari soda, o un Campari con vino blanco, o con un vino blanco seco, o un Martini con limon, o el clasico Cinzano, o un buen vino espumante classico tipo Prosecco, o porque no con un buen Barbera.. en fin, que si es por elegir las posibilidades son tantas. Las calles cambian de ciudad a ciudad, así también los bares. En Turín (capital del Piemonte) se respira el aire de una ciudad con pasado real ya que fué la cuna de la casa de los Saboya, la familia real italiana cuyo color distintivo es el azul, de alli que la camiseta de la selección italiana sea “azzurra”, en homenaje a la casa reinante. Como les decía, en Turín (Torino) la arquitectura barroca de sus edificios, de sus porticos y de sus bares son una postal de la ciudad, bares señoriales con espejos suntuosos y barras en marmol de carrara, lámparas de cristal de murano, y sillones confortables nos invitan a entrar.
El dulce típico de Turín es el gianduiotto, que esta presente en todas las confiterias y bares del centro, acompañados de los besos de dama (baci di dama). El chocolate piemontés es uno de los mejores de europa, siendo el piemonte sede de las fabricas más importantes de este manjar. De Turín a Genova, donde las callejuelas de centro histórico cercanas al puerto, esconden pequeños bares que han sido testigos de tantas historias de inmigrantes que de esta ciudad partieron para hacer “la merica”, como decían entonces. Aqui la focaccia es la dueña de los bares, puede ser acompañada con jamón o con queso o sola a qualquier ora del día. Roma y Milan tienen también sus bares tradicionales, sin embargo, tomar algo en un bar de Campo dei Fiori a Roma o al Bar della Pace a Piazza Navona es una experiencia muy agradable, como Roma misma.
Bar della Pace, Roma
Bar de Aix en Provence
Lugar de encuentro de escritores, poetas y pintores, los bares franceses desde Antibes hasta la misma París fueron el refugio de quienes en el siglo veinte fueron los protagonistas absolutos de la cultura de vanguardia. En el hermoso libro de Hemingway intitulado París era una fiesta (A Moveable Feast) nos podemos hacer un idea de la vida bohemia y pobre de la Paris del inicio del siglo pasado con personajes como Scott Fitzgerald, Ezra Pound o Gertrude Stein, y en este libro estan presentes los bares parisinos, lugar donde un joven Hemingway escribía, y como èl tantos otros a los cuales la fama les fue esquiva…
Los bares como atelliers, bibliotecas, salones de discusiones filosóficas serán siempre parte de la historia cultural del siglo veinte. Siempre he asociado los bares con la noche, en esas horas donde el encuentro con amigos es indispensabile, donde el barman nos invita a beber una copa, donde contar lo que nos sucede es casi inevitabile, amores, desencuentros, la vida misma pasa por las mesas y veredas de todos los bares del mundo, desde Buenos Aires a Barcelona o a Turín. Como dice el viejo Hemingway “Paris es una fiesta que nos sigue”…volver a los viejos bares que hemos visitado, pensar en todos aquellos que aún nos quedan por conocer…bares, benditos bares.
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