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El Covid-19, la Bonaerense, la crisis económica y la reacción de las víctimas |
Miércoles, 29 de Julio de 2020 13:02 | |||
Un criminólogo, una socióloga y un abogado penal estiman que el delito aumentará en contra de la propiedad privada y que los hechos serán más violentos.
El caso del jubilado de Quilmes como disparador del análisis
La pandemia por el covid-19 ya impacta con fuerza en los niveles de inseguridad en la provincia de Buenos Aires y en los próximos meses la proyección es que se incrementarán los delitos contra la propiedad privada con un uso desmedido de la violencia. En eso coinciden los sociólogos, criminólogos y abogados penales.
Esta situación sucederá como consecuencia de la crisis económica generada por el coronavirus y no por la cuarentena, aunque el aislamiento social es un factor preponderante.
El fatídico caso ocurrido hace once días en Quilmes es una fotografía del panorama. Jorge Ríos, un herrero de 71 años, mató a uno de los cinco ladrones que se le metieron a su casa en tres ocasiones en una misma madrugada.
Ríos baleó a uno de los delincuentes y lo remató en un debate que promete una fuerte discusión en un juicio oral o por un jurado popular. ¿El jubilado se excedió en la legítima defensa? ¿Actuó bajo los efectos de emoción violenta? ¿Qué pasó que la Policía nunca apareció en escena? ¿Había connivencia entre ladrones y uniformados? ¿Actuaron peligrosos delincuentes armados solo con un destornillador? ¿Es culpa de la justicia que libera a presos aplicando la ley vigente?
Jorge Ríos, jubilado que mató al asaltante en Quilmes
Distintos expertos en la materia, analizaron cómo estiman que la crisis sanitaria y económica derivará en una tercera: la de la inseguridad.
“La experiencia marca que habrá un aumento del delito contra la propiedad privada y con agravamiento en el uso de la violencia en los próximos meses producto del incremento de los focos de pobreza y por la inequidad en la distribución de la riqueza, ante la crisis económica”, indicó Claudio Stampalija, abogado penalista y criminólogo.
Al respecto, la socióloga, diputada mandato cumplido e investigadora del CONICET, Alcira Argumedo, señaló que “los estudios criminológicos en países del Occidente estiman que se vuelcan al delito alrededor del uno por ciento de las personas que viven en condición de pobreza, y aunque el porcentual es sumamente bajo, con 18 millones de pobres podríamos tener 180.000 personas en el país incurriendo en delitos”.
Para la ex legisladora la situación se complica por inconvenientes en los dos canales de ascenso social: el acceso a un trabajo digno y a una educación pública de calidad.
Stampalija insiste: “La relación entre crisis económica y delito es directa”. Por su parte, el presidente de la Fundación Nuevo Concepto Penal y abogado penalista, Damián Odetti, apuntó que “la ausencia sospechosa y alarmante de la Policía Bonaerense y la presencia de las personas en sus casas por la cuarentena colaboran para que se den más casos de inseguridad y más hechos de justicia por mano propia, en ese orden”.
En este marco los especialistas pusieron la mirada en tres aspectos: el rol de la Policía Bonaerense, la justicia por mano propia y el narcotráfico.
Para Stampalija “la policía de la provincia de Buenos Aires está desmadrada”. Argumedo sostuvo que “la Bonaerense tiene niveles de corrupción elevados, con escaso profesionalismo y muy mala remuneración, lo que genera un círculo vicioso en el que procuran fuentes alternativas de ingreso, y conlleva a un aumento en los niveles de inseguridad”.
Mientras Odetti afirmó que “la Policía en la provincia de Buenos Aires brilla por su ausencia. No patrullan ni tienen un programa de prevención”.
Al respecto, el presidente de la fundación Nuevo Concepto Penal criticó al ministro de Seguridad Sergio Berni por haber reincorporado a la fuerza a todos los policías sumariados durante la gestión anterior.
“La ausencia de la Bonaerense, más el hecho de que con la cuarentena las personas pasan más tiempo en sus casas, son dos variables que han impactado para que se den más casos de los denominados ‘justicieros’ o acciones de legítima defensa”, explicó Odetti.
El delito en la provincia de Buenos Aires retoma la agenda de debate
Para Stampalija se debería capacitar a la ciudadanía para evitar reacciones ante los delincuentes. “La inseguridad no necesita héroes que pongan en peligro los núcleos familiares”, asegura el criminólogo. Y agrega: “La legalidad debe prevalecer por encima de todo”.
“Las estadísticas que tengo me indican que de cada cuatro casos en el que una víctima se defiende con un arma, en tres lleva las de perder”, explicó Stampalija.
Argumedo intenta entender. “Se juntan dos elementos preocupantes. Por un lado jóvenes del rango aproximado de entre 18 y 27 años que salen a delinquir de una manera desorganizada y sin experiencia y optan por atacar a los sectores más vulnerables como los adultos mayores, y aplican una violencia desproporcionada. Y por el otro la gente observa que la Policía no cumple su función y que los agresores son brutales, que los lleva a reaccionar”.
Odetti sostiene que “los ladrones de ‘poca monta’ o ‘rastreros’ que antes de la cuarentena cometían escruches (robo en ausencia de moradores), ahora no les queda otra que actuar en presencia de víctimas, y ante la inoperancia policial, varios optan por defenderse como pueden”.
“La gente –agregó Odetti- sabe que la cosa viene complicada y que va a llevar tiempo recuperarse, y ante esa situación algunos han optado por armarse para defender sus bienes”.
Sin policías en las calles en función de prevención y sin un plan serio de trabajo, el narcotráfico a niveles de menudeo echa “nafta” a la pandemia de la inseguridad.
“Hay jóvenes pobres que no ven posibilidades de una inclusión en el mercado laboral que optan por el camino de ingresar a la comercialización de drogas. En los barrios hay dealers listos para enredar y enganchar a ‘soldatitos’ haciéndolos ingresar al consumo y a la venta de estupefacientes”, afirmó Argumedo.
La ex legisladora recordó una frase dramática instalada ya hace unos años en México. “Más vale vivir cinco años como un rey que 50 como un buey”. “Esa consigna habla del desprecio por la vida propia y la ajena. Lo que torna más violentos a los dealers. Se trata de jóvenes encerrados sin que vean una salida lo que los torna sumamente peligrosos”.
“El drama está en que todos patean la pelota para otro lado. Berni, en lugar de coordinar acciones de prevención, echa la culpa a los jueces que liberan presos. Interpreto que el ministro en lugar de llevar adelante una política criminal lo que hace es política partidaria pensando en las elecciones”, concluyó Odetti.
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